Trabajadores y trabajadoras del cine nacional denuncian que están en una situación crítica. Por eso, este lunes se manifestaron en el INCAA para pedirles a las autoridades en materia cultural medidas urgentes para el sector.

La convocatoria la impulsaron el Colectivo de Cineastas, Documentalistas de Argentina, Directores Independientes de Cine, la  Asociación de Directores y Productores de Cine Documental Independiente de Argentina y otras agrupaciones.

En el marco de una reunión del Consejo Asesor del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, estos colectivos llevaron un petitorio en el que plantearon sus necesidades. Por un lado, piden que el Tesoro Nacional aporte los fondos para que el INCAA pueda funcionar durante el resto del año. A eso se suma un reclamo al Ente Nacional de Comunicaciones, al que le exigen que baje los recursos destinados al cine que recauda el organismo según lo estipulado en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

La comunidad audiovisual de todo el país se declaró en estado de alerta. “Se está vaciando la cinematografía argentina. Toda la cadena del acervo cultural está en riesgo: las escuelas de cine, los puestos de trabajo, la Cinemateca, la producción de películas, los espacios de exhibición […] En definitiva, está en riesgo el pasado, el presente y el futuro del cine argentino”, expresaron en un comunicado.

Cartel que dice "Defiendo al Cine nacional" exhibido frente al INCAA

Ojos de videotape

Otra de las exigencias de los colectivos de cineastas es que las plataformas de streaming paguen un impuesto equivalente al 10% de las ganancias, que se destinaría al Fondo de Fomento del INCAA, que sirve para subsidiar películas nacionales.

La Ley de Cine del año 1994 es la que establece la creación del INCAA tal cual se lo conoce hoy. El Instituto cuenta con un Fondo de Fomento cuya función es, justamente, fomentar aquellas producciones audiovisuales -ficción o documentales- que necesiten ingresos para poder ser realizadas.

Para que éste Fondo de Fomento exista, necesita un financiamiento que, al momento de creación de la Ley de Cine se componía de un 25% de tasas a canales de tv y radios (obtenidos a través del ENACOM, lo que antes era el COMFER), 10% de cada entrada de cine y 10% proveniente de alquiler y ventas de películas. Con el avance tecnológico, las cintas de VHS son sólo una anécdota en el recuerdo y la forma en que las personas ven películas en sus domicilios son a través de las plataformas como Netflix, Amazon, Strar +, etc.

Una vez saldada la discusión acerca de si ver películas por plataformas es un servicio de internet o una readecuación de lo que solía ser alquilar en el videoclub, el INCAA pudo inscribir de oficio a las plataformas como parte del Fondo de Comercio. Con el aval de la AFIP, las empresas de streaming deben empezar a tributar según sus ganancias, al INCAA.

Pero las plataformas facturan. Y no tributan. Las empresas de streaming van generando estrategias como por ejemplo radicarse en otros países o presentar recursos de amparo. Sin embargo, según la ley argentina cualquier empresa extranjera que realice dos o más actividades en el país debe pagar impuestos. El AFIP tiene la lista, emitió las intimaciones del pago y también se encuentra realizando el cálculo de la deuda, acumulada desde hace 5 años. Se aguarda la ejecución del pago.

Algo más que impuestos

El Fondo de Fomento es probablemente la fuente de financiamiento principal sin el cual muchas películas no podrían hacerse. De no existir o achicarse se pone en riesgo lo que la Asamblea llama “soberanía audiovisual”, es decir la parte cinematográfica de la cultura nacional. Por eso, se precisa de la presencia ministerial. Exigir la ejecución de una deuda, más como un acto político que como un acto administrativo.