[Por Francisco Lofiego]

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó a inicios de abril su reporte sobre los datos de pobreza e indigencia en la población argentina.  

En los primeros 6 meses del gobierno de Javier Milei, devaluación del 118% del peso argentino y liberación de precios de por medio, un 52,9% de la población quedó por debajo de la línea de pobreza, y un 18,1% de ese total, bajo la línea de indigencia

Sin embargo, para la segunda mitad del año pasado la pobreza se recuperó al 38,1% y la indigencia al 8,2%.

 

Fuente INDEC

Lo que el reporte pareciera revelar, a simple vista, es que en un año de la política económica del gobierno libertario se generaron los niveles de pobreza más altos de los últimos 20 años en la Argentina, para que en seis meses volviera a números de diciembre del 2023.

Para entender, es necesario entender el método con que el organismo calcula los niveles de vulnerabilidad de la población.

 

La pobreza medida por ingresos

El INDEC mide cada 3 meses, a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), los niveles de ingresos de los hogares, en un conjunto representativo de 31 conglomerados urbanos de más de 100.000 habitantes. Hoy en día la encuesta llega aproximadamente a 29,8 millones de personas.

Utilizando los resultados obtenidos durante seis meses consecutivos de la EPH, el organismo busca analizar dos factores. Por un lado, si las personas pueden acceder, mediante sus ingresos mensuales, a todos los productos de la Canasta Básica Alimentaria (CBA). Por otro lado, evaluar si también logran costear otros gastos esenciales como vivienda, educación, salud o transporte, es decir, la Canasta Básica Total (CBT). 

 

Veamos los siguientes gráficos del INDEC:

 

 

 

 

 

Si una familia no logra costear la CBT, quedaría por debajo de la línea de pobreza, y si tampoco puede con la CBA, estaría por debajo de la Línea de Indigencia. Esto es lo que se llama medir pobreza por ingresos, y es el método oficial del Estado argentino.

 

¿Cómo determina el INDEC el valor de las canastas? 

Primero establece sus contenidos, y para eso utiliza los datos de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) del período 2004/2005.

Con ella el INDEC accede a los hábitos de consumo de los hogares argentinos, más precisamente qué porcentaje del total de sus ingresos destinan en cada rubro esencial (alimentos, tarifas, alquiler, transporte, ocio, salud, etc). Además, determina el tipo de alimentos y las cantidades que habitualmente consumen por mes.

La canasta básica alimentaria se calcula ajustando las cantidades de estos alimentos a los requerimientos energéticos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto, de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra esas necesidades durante un mes, y otorgándoles a éstas un valor monetario en base al Índice de Precios al Consumidor (IPC).

La cuestión empieza a empantanarse al momento de medir la canasta básica total porque, a diferencia de la básica alimentaria, no se calcula midiendo los gastos exactos en el resto de los rubros.

El INDEC realiza una operación matemática que divide los gastos totales de los hogares por el gasto alimentario de ese período, para obtener el Coeficiente de Engel (CdE). Este luego se lo multiplica con la CBA para obtener el valor de la CBT.

El coeficiente de Engel se actualiza mes a mes por el cambio en el precio de los alimentos respecto de los demás bienes y servicios, pero considerando la mismas cantidades de consumo.

 

Referencias obsoletas, resultados cuestionables

El fondo del problema es cómo el INDEC mide la pobreza reside en que el organismo cree que gastamos y consumimos de igual manera que hace 20 años atrás. El gasto alimentario tiene una importancia clave al momento de definir ambas canastas, pero hoy en día nuestros gastos son proporcionalmente distintos a los que usa de referencia el ANSES.

El propio organismo explicó en el informe “La medicion de la pobreza y la indigencia en la Argentina” que “el procedimiento habitualmente seguido para la actualización mensual del coeficiente de Engel no logra reflejar estos cambios en los patrones de consumo, dado que lo que hace es mantener, a través del tiempo, la relación del consumo alimentario y no alimentario observada en el momento de la encuesta de gasto de los hogares”- Es decir, la del 2004/05.

Y no es que el INDEC no tenga otras referencias para utilizar. En el 2018 se realizó una nueva ENGHo, donde se puede observar por ejemplo que los hogares argentinos gastan el 22,7% de sus ingresos en alimentos (38,4% ENGHo 2004/05), el 14,5% en gastos de vivienda y tarifas, llegando incluso a ser del 28% para hogares inquilinos (11,2%  ENGHo 2004/05), o el 19,5% del combinado de Transporte y Comunicaciones (13,6% ENGHo 2004/05).

Estos nuevos datos fueron creados durante la gestión de Mauricio Macri, pero ni su gobierno ni los siguientes decidieron dejar de usar los de 2004/05.

 

Y entonces, la pobreza, ¿bajó realmente?

El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicó una nota de divulgación donde concuerda que los ingresos de los hogares argentinos mostraron una recuperación debido a la desaceleración en la suba de precios, pero disiente en que esto no implica necesariamente más y mejores consumos corrientes, ni mejoras en el ahorro

El aumento diferencial de los servicios públicos (transporte, comunicación, luz, agua, gas, etc),  los principales rubros donde Milei “pasó la motosierra” todo el año pasado para sostener el ajuste fiscal a ultranza, hicieron que, no solo caiga la capacidad de comprar alimentos, sino también el de otros bienes y servicios básicos.

Es entonces que, ante una nueva realidad de gastos de la sociedad argentina, la medición de pobreza por ingresos pierde precisión y la ODSA propone mirar los resultados a través de otro método, quizá más representativo.

La medición de la pobreza multidimensional muestra el acceso concreto que tienen los hogares a derechos básicos que, en base a consensos internacionales sobre derechos sociales, permitan una calidad de vida digna y posibilidades para que sus miembros se desarrollen.

ODSA agrupa estas referencias en 6 categorías y mide durante un año el acceso de los hogares a vivienda digna, cobertura de salud, seguridad alimentaria, empleo, servicios básicos, por nombrar algunos ejemplos.

Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA
Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA


En su nota OSDA muestra que la pobreza, medida de manera multidimensional, aumentó en el primer año de gobierno de Javier Milei,  pasando de alcanzar el 39,8% de la población en 2023 al 41,6% en 2024.

En este sentido, la medición multidimensional de la OSDA muestra que la recuperación de la calidad de vida de los argentinos no fue constante ni progresiva, si no que, por el contrario, muchas más personas la vieron deteriorada.