[Por Martín Flores] Un pibe de barrio que hacía música, un loco lindo que escribía, componía y cantaba en la banda Payaso Ortopedia, que estaba por ser papá, que tenía una familia. Sensible ante los problemas del otro, arraigado a la identidad del conurbano bonaerense, querido y respetado por la gente de la comunidad. Ese pibe ya no está. En un gravísimo caso de violencia institucional, arrebataron su vida con un asesinato que deja un vacío interminable. La Policía Bonaerense lo mató el domingo 19 de mayo en las calles de Martín Coronado.

Joaquín, Juan y Nacho se acercaron a FM En Tránsito y en Imaginación es Poder (lun a vier de 14 a 16hs) nos contaron cómo sucedieron los acontecimientos.

Aquel día aciago venían del cementerio de Pablo Podestá. Volvían de despedir a otro amigo muy querido que había fallecido el viernes anterior. Estaban en la plaza donde suelen juntarse, y ante la tardanza de los otros chicos, entre quienes se encontraba Diego, comenzaron a impacientarse. De pronto un vecino se acerca y les cuenta que hubo un incidente con una camioneta en la avenida Márquez. Ahí uno de ellos (Nacho) fue con la moto, y cuando se encontraron con los hechos, la Policía dio mil vueltas para informar sobre lo que había sucedido. Al rato se enteraron que Diego había sido asesinado. La impotencia era infinita.

De regreso del cementerio habían juntado algo de plata para cocinar unas hamburguesas. Algunos fueron al supermercado Día de Martín Coronado. Aparentemente allí hubo un altercado con uno de los empleados, porque supuestamente uno de los chicos quiso llevarse algo sin pagar. Ese incidente se resolvió allí, y los pibes se fueron. Pasaron por la casa de otros amigos, y cuando estaban volviendo, los comienzan a seguir con las cámaras de seguridad porque se había hecho una denuncia desde el supermercado. En ese recorrido pasan por la puerta de la comisaría con total inocencia y tranquilidad, y sin dar la voz de alto la Policía los embosca. Se meten dos camionetas de contramano, el vehículo donde iban los amigos estaciona y los uniformados disparan catorce veces de manera indiscriminada. Catorce balas para matar. Una de ella impactó en la nuca de Diego. Los otros siete acompañantes están vivos de milagro. El conductor todavía está preso. La Policía plantó dos armas y los instantes posteriores a la emboscada no aparecen registrados como prueba por las cámaras de seguridad. Cinco amigos más están imputados. Una situación horrenda y desastrosa. Una familia y una comunidad destruida por el brutal atropello de quienes formalmente debieran garantizar nuestra seguridad.

La versión policial habla de un asalto comando y de una fuga con tiroteo. Pero ante este burdo montaje no tardó en llegar la respuesta de lxs vecinxs. Un numeroso grupo de personas del barrio se junta cada semana para pedir justicia y exigir el inmediato esclarecimiento de los hechos. Destacan la negligencia de los medios de comunicación, que reproducen el relato policial sin constatar ninguna información, y estigmatizan a los más jóvenes desde el prejuicio frívolo y superficial.

Por otra parte, el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, con el objetivo de resguardarse adoptó una actitud encubridora y salió a vanagloriarse de estos acontecimientos, como si se tratara de un logro conseguido por las fuerzas de seguridad. Un hombre que viene del periodismo y de las ciencias sociales, protegiendo el abuso policial, desentendido del dolor.

Gracias a la reacción de la gente, muchos medios se retractaron pero el intendente no se disculpó públicamente, aunque si públicamente había señalado a Diego, en una evidente y burda acción de propaganda.

Este gravísimo caso de violencia policial desnuda los macabros engranajes de una maquinaria perversa aceitada para la represión, la impunidad y el miedo, donde la Policía, la Justicia y los medios masivos de comunicación se confabulan para manipular la causa y construyen un relato encubridor que criminaliza a las víctimas y protege a los victimarios.

Pero el hormiguero está agitado. Amigos y familiares se están juntando en el barrio. Este martes, marcharán hacia a los Tribunales de San Martín para pedir celeridad en la investigación, para que la causa, que ya tiene a dos policías detenidos, no se pare. Para que haya justicia para Diego. Ese pibe que ya no está. Ese pibe de barrio que la policía mató, pero que al matarlo hace brotar a otros tantos que empiezan a aprender el valor inquebrantable de toda una comunidad que lucha por la justicia y la memoria.