Bueno, aquí estamos
Húmedxs, afónicxs, temblando y hermanadxs.
Cantando la misma canción.
¿Cómo llegamos hasta aquí?
¿Así?
La alegría es.
Es la alegría, es Messi, un pibe que pudo convocarnos un anhelo.
Es un ratito de abrazos y orgullo argento… y de esperanza.
Porque el fulbo primero es esperanza.
De a ratos apareció esa vibra de una multitud gritando el himno, algo que en la tele se ve tan potente, los que viajaron aullando esa canción de infancia que aparece en momentos hermosos y terribles.
Jurar morir
Con gloria
Aunque sea un rato.
Lo de hoy empezó hace días, con el primer pitazo, cuando nos subimos a esa montaña rusa emocional que es un Mundial.
Y claro, arrancó mal.
Decepción, bronca ajena y siemprelomismo…
Una derrota nos revela, a veces también nos rebela, pero sobre todo muestra ese nosotrxs en erupción.
Bueno, fue así.
En algunxs postergó la alegría y en otrxs arrancó falsas promesas, cómo dejar de fumar o no ver un partido nuncamas!
Pero la fe popular se mueve con la necesidad y te pica de nuevo cuando ves lo que pasa en la esquina, en el barrio, en el tren o en tu recibo de sueldo.
Volvemos porque es la alegría de todxs o una bronca, cualquiera, para vindicar.
Y así llegamos hasta aquí, siguiendo un rastro de felicidad, de nostalgia también, creo.
El Eduardo Galeano escribió “El fútbol ocupa un lugar importante en la realidad, a veces el más importante de los lugares, aunque lo ignoren los ideólogos que aman a la humanidad pero desprecian a la gente. Para los intelectuales de derecha, el fútbol suele no ser más que la prueba de que el pueblo piensa con los pies; y para los intelectuales de izquierda, el fútbol suele no ser más que el culpable de que el pueblo no piense.
Pero a la realidad de carne y hueso, este desprecio ni le va ni le viene. Cuando arraigan en la gente y encarnan en la gente, las emociones colectivas se hacen fiesta compartida o compartido naufragio, y existen sin dar explicaciones ni pedir disculpas”.
Y eso fue lo que agitó las calles: alegría libre de los espacios orgánicos y nuevas generaciones que celebran su primera copa.
Así llegamos hasta aquí, con remeras hermosas, piantadas a sus marcas, que son mapa de nuestras vidas con diferentes celestes y diseños y copas.
Cansadxs y afónicxs, hermanadxs, cantando la misma canción.
Igual, atenti con la alegría, porque desde los balcones ven, corriendo las cortinas, como esa marea que se abre paso puede llegar a cualquier lado.
Mañana veremos qué comer.